Los métodos de control de las personas en la antigüedad se basaban más en el uso de la religión, la mitología, los cuentos populares, etc. Luego vino la televisión. Ahora se basan en el uso de las nuevas tecnologías.
El control mental ha sido siempre una herramienta indispensable para quienes desde la oscuridad manejan el destino social. La buena noticia es que tomar conciencia de las manipulaciones nos exime de su influencia y que somos artífices de nuestras vidas.
¿Cómo funciona el neuromarketing?
El neuromarketing o técnicas de neurociencia aplicadas al marketing para facilitar la compra, en el que se crea estímulos sensoriales –perceptibles o no- que pretenden influir en el comportamiento del consumidor/a, es un buen ejemplo de cómo cualquiera publicando un video de TikTok o un Reel de Instagram puede obtener más acreditaciones (cientos de miles más) que un/a excelente profesional que gestiona sus redes sin artimañas. Las técnicas de control mental socialmente aceptadas como el marketing subliminal nos enseñan que podemos anticiparnos a las voluntades inconscientes de los seguidores o consumidores que buscan información o soluciones y si éstos carecen de criterio y se topan con los vendedores “altruistas” de la redes sociales pueden acabar confundidos por la apariencia. Por otro lado, y como pez que se muerde la cola, si un/a profesional no recurre a técnicas de marketing y no difunde lo que esperan sus seguidores, puede ver su labor presencial disminuida, sepultada por el mundo virtual.
El neuromarketing, que impulsa las ventas, es cuestión de querer aplicarlo o descartarlo por ética profesional. En él existe una parte lícita (y cada vez más a menudo, carente de ética) para quienes se buscan la vida usando sus redes sociales y una parte agradable para quienes consumen información gratuita. ¿Se puede ser un vendedor ambicioso honesto? ¿Cuánto teatro hay en el ansia de protagonismo con fines de lucro?
Lo que de verdad me preocupa del uso indiscriminado y adictivo de las redes son los métodos de control mental ejercidos en la población, no solo a través del neuromarketing o de la censura de la contra-información difundida en nuestros perfiles.
Control subliminal
Durante estos últimos meses he tomado consciencia, he experimentado y he logrado descodificar frecuencias insertadas en mi sistema nervioso tras haber estado conectada a mis redes sociales. Entraron en mi a través de vídeos, música y charlas. Estas frecuencias alteran la bioquímica del cuerpo y sobremanera la de nuestros cerebros (provocan sensaciones de calor-humedad o de frío tipo pelos de punta en la piel, tensión orgánica, pérdida de energía, insomnio, etc.). Las personas con un organismo sano y limpio de sobre-estimulación, podemos sentir y ver fácilmente estas frecuencias que aparecen en forma de encadenamientos o de luces con formas raras al cerrar los ojos y entrar en meditación. No solo me ha pasado a mi. Lo he contrastado con otras varias compañeras de camino y también lo han sentido ellas. Hemos tomado consciencia al comentarlo y luego nos hemos documentado sobre este tema.
Existe información sobre la élite tecnológica, que tiene todo un arsenal de tecnologías de supervisión y vigilancia, control y manipulación a su alcance, que incluye tecnologías electromagnéticas, de radiofrecuencia, acústicos, ópticos y de microondas, que están destinados a causar interrupción y ruptura en el ámbito de sistemas de comunicación, desorientación sensorial o incapacitación mental en el ámbito personal. Lo preocupante de las tecnologías electromagnéticas es que constituyen armas silenciosas de difícil detección.
¿Cómo nos envían estas frecuencias? ¿Qué efectos tienen en nuestra salud?
Entre las posibilidades de la manipulación mental-fisiológica de los métodos de control, figuran el sonido (infrasonido, ultrasonido), la luz (luz visible, luz infrarroja, luz ultravioleta), los campos magnéticos (campos parejos, campos intermitentes), los campos eléctricos intermitentes de baja frecuencia, los campos eléctricos intermitentes de alta frecuencia, la radiación con rayos X y con rayos radioactivos.
El cerebro humano reacciona al infrasonido de una frecuencia entre 7 y 8 hertzios con la emisión de las anteriormente mencionadas ondas Alpha, equivalentes al sueño ligero o estado relajado-meditativo. Cuando el cerebro es artificialmente estimulado con esta frecuencia, se le inhibe el pensar consciente, y se le imposibilita el ejercicio mental más rudimentario como por ejemplo la solución de una tarea matemática simple. En otro rango de frecuencias bajo 20 hertzios, el infrasonido estimula oscilaciones fuertes de los órganos internos y sus vasos sanguíneos, como el corazón, los pulmones y el estómago, y puede llevar a la muerte por desangramiento interno, por la ruptura de los vasos sanguíneos.
la exposición al ultrasonido causa estados de angustia, nausea, dolor de cabeza, contracción muscular y silbidos en los oídos. Los relámpagos de luz emitidos en el espectro de las frecuencias de las ondas cerebrales, pueden inhibir la actividad cerebral consciente, y emitidos en intervalos rápidos, pueden causar ataques epilépticos. En un experimento realizado por científicos norteamericanos con 100 personas de pruebas, la combinación de ultrasonido con impulsos infrarrojos de una frecuencia de 15 hertzios causó silbido de los oídos o pérdida de audición y visión en 70 personas, vómito en 25 personas, y ataques epilépticos en 5 personas. (Günther Wahl, Waffentechnische Kuriositäten)
Según Günther Wahl, “también se distinguen dos tipos de efectos en cuanto a los métodos de control físico-mentales por medio de exposición a campos electromagnéticos de alta frecuencia, como las microondas, que poseen una frecuencia de 1 giga hertzio y más. Según las variaciones en su intensidad, las microondas pueden tener diferentes efectos biológicos. Microondas de alta intensidad causan el efecto térmico, que destruye las células vivas. Microondas de intensidad media, causan el efecto no-térmico, que perturba la comunicación intercelular y neuronal; el estar expuesto a las microondas de intensidad comparablemente baja por larga duración, causa “electro-estrés”, es decir, propensión a enfermedades inmunológicas y cancerígenas. Entre los efectos no-térmicos de las microondas figuran, concretamente, la alteración del ritmo cardíaco, cansancio rápido, perturbación del sueño nocturno, sudoración elevada, sensación de vértigo, nerviosidad extrema, hormigueo en brazos y piernas, perturbaciones generales del sistema nervioso vegetativo y de la función de los nervios cerebrales. La formación de ondas estacionarias dentro del cráneo a causa de determinadas frecuencias de resonancia, puede llevar a la parálisis temporal del movimiento corporal.
La irradiación con campos electromagnéticos intermitentes de alta frecuencia, puede causar perturbaciones en la coordinación general de los procesos de movimiento y de los sentidos, que afectan la percepción de la temperatura, la visión, el sentido del tacto y la coordinación general del cuerpo, efectos como los registrados en personas en estado de ebriedad. Las ondas electromagnéticas de alta frecuencia inciden negativamente en la comunicación de las neuronas. La irradiación con energía electromagnética radio frecuente de baja intensidad incide en los sistemas químicos del cerebro y reduce el comportamiento agresivo.
Si bien los ejemplos dados sobre control mental oscilan entre chocantes y fantásticos, y más aún la imaginación de que existan tecnologías que efectivamente emplean ondas electromagnéticas de diferente índole y frecuencia para la manipulación e incapacitación mental y/o corporal, la existencia y el desarrollo científico de las mismas es bien conocida bajo el término eufemístico armas no-letales. Con este término se denominan “armas que pueden incapacitar, someter o alterar el comportamiento de personas sin matarlas”, aún cuando sí pueden ser letales y causar daño y minusvalía permanente.”
Conclusión
Llama la atención que la abrumadora mayoría de aquellos que están obligados a vender su fuerza de trabajo y cuya existencia está precisamente enmarcada dentro de la determinación ajena o esclavitud objetiva, son los mismos que más decididamente defienden al sistema explotador y opresor del cual son víctima. Han interiorizado plenamente su condición dependiente,
Sentir lo que tu alma pide o dejar que dirijan tu vida, pensar o que piensen por ti, actuar o que actúen por ti – esta es la cuestión.