Consumo de drogas y dieta macrobiótica o vegana

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Al ser la marihuana un producto “natural”, últimamente ensalzada por sus supuestos beneficios consumida en pequeñas cantidades junto a tratamientos médicos químicos, no se termina de valorar objetivamente sus efectos energéticos en personas vegetarianas, veganas o macrobióticas, y puede ser peligroso si se consumen drogas junto a una alimentación de origen vegetal.

No estoy juzgando las drogas. Cada cual puede hacer con su vida lo que quiera, y experimentar libremente. Las drogas se han utilizado desde los tiempos más remotos con fines de apertura de consciencia, pero esto se ha hecho siempre de manera ritual y dentro de un contexto, y no como un hábito de consumo mecánico.

A lo largo de los años que llevo trabajando como nutricionista y tras observar los cambios que se han dado en mi y muchas otras personas a todos los niveles al cambiar a una dieta vegana-macrobiótica puedo afirmar que todas las personas nos volvemos mucho más sensibles al efecto de cualquier sustancia o vibración externa que incorporamos, ya sea comida, bebida, aire que respiramos, a sonidos, a ambientes sociales…

El efecto de las drogas sobre el cerebro es prácticamente el mismo en todas las personas, pero sus repercusiones a nivel mental y emocional varían en función de la constitución y condición de cada persona en concreto. Una persona muy yang, con una mente fuerte tolerará mejor estas sustancias que otra yin.
Las dietas basadas en una gran mayoría de productos vegetales carecen casi de energía yang extrema, a no ser por el miso, shoyu, umboshi…o ciertos métodos de cocción yang como la presión, horno, fritos…, el yang extremo viene de la sal y proteína animal. Los cereales también nos proporcionan esta energía yang, pero mucho más centrada y suave pues son vegetales. Por ello es importante no tomar drogas o azúcar en dietas vegetales ya que esto nos puede llevar a caer en emociones yin (dispersión, olvidarse de las cosas, confusión, victimismo, ñoñería, vivir como en un estado permanente de ensoñación o en las nubes, preocupación, “bajones”, ansiedad, tristeza, sin fuerza de voluntad, atontado, no sabe ayudarse a sí-mismo, lento, dependiente…) o en última instancia a alguna enfermedad mental.

Si hemos consumido yang extremos durante nuestra vida, o si hemos sido sometidos a circunstancias de presión, rigidez, exigencia…en un intento de contrarrestar su efecto de tensión en nuestro organismo, buscaremos incorporar yin extremo (drogas, azúcar, chocolate, helados, etc…) para relajarnos, paliar el fuego interior, evadirnos de las emociones yang (posiblemente de rabia, frustración, resentimiento…) que nos han producido. Porque es lo más rápido, lo que la sociedad de consumo nos pone delante, y lo que nos mantiene unidos a personas que vibran en la misma energía inconsciente (siempre es más fácil llorar y lamentarse en compañía que trabajar en soledad sobre nuestro lado oscuro).

Tal y como dice George Oshawa: “Como producto de una cultura carnívora, sometida a grandes presiones para conseguir el éxito en un mundo cada vez más competitivo, la persona atraída por las drogas suele ser excesivamente yang. La educación que ha recibido es tan rígida o analítica, que inevitablemente se sentirá atraída por el extremo opuesto –por todo lo que es yin- por todo lo expansivo que promete su libertad, el final de todas las restricciones. Su dieta, su educación y las presiones sociales a las que se halla sometida son tan yang que no quiere más que abandonarlo todo y “someter” su cuerpo, mente y espíritu a determinadas condiciones” (…) “al estar sometidos a un sistema educacional tan intensamente intelectual, lo único que quieren es llegar al otro extremo y aniquilar el intelecto, y el intelecto desaparece con la deterioración del tejido cerebral a través del consumo de drogas”.

Es también importante saber que ante la compulsión de tomar alimentos o sustancias yin extremas hay un montón de sustitutos sanos, y que esta compulsión nace de una tensión interior muy grande.
Vamos a ver ahora cómo explica esto Herman Aihara, uno de los maestros pioneros en macrobiótica, en un libro que ya no se edita y que es de gran ayuda para comprender, ya que solo comprendiendo podremos efectuar los cambios que necesitamos sin creer ciegamente lo que nos dicen y sobretodo de manera voluntaria y libre, que es la única que funciona.

MARIHUANA:

(Fuente: “Tabaco, mariguana y drogas duras” de George Ohsawa, Herman Aihara y Fred Pulver)

¿Es la marihuana capaz de producir daño físico? ¿Un daño mental? ¿Acaso resulta beneficiosa? Hace tiempo que la ley ya no prohíbe el consumo de alcohol. ¿Sería conveniente suavizar o eliminar las prohibiciones actuales que afectan al consumo de marihuana?
Estas son las preguntas que más fácilmente se suscitan cuando se habla de la marihuana y cuando los periódicos y revistas se ocupan de este tema, reina mucha confusión y se suele discutir bastante sobre este tema.
Por otra parte hay muchas personas que nos han preguntado nuestra opinión sobre estas cuestiones, añadiendo preguntas como: ¿Cuáles son los efectos específicos de la marihuana sobre la mente y el organismo humanos?, ¿Es posible que la marihuana sea un buen complemento para la dieta macrobiótica?, ¿ La marihuana, es yin o es yang?, etc…

DIFERENTES FORMAS DE CONSUMO Y EFECTOS FISIOLÓGICOS:

Al ser fumada, la marihuana entra rápidamente en la corriente sanguínea, a través de los pulmones, lo que impide su transmutación mediante las secreciones digestivas de la boca, del estómago y de los intestinos, y actúa entonces sobre el cerebro (sumamente yang, sobretodo el mesencéfalo – las células de nuestro cerebro consumen aproximadamente el 50% de oxígeno (yin) que respiramos) y el sistema nervioso. Es la parte parasimpática (yang) del sistema nervioso la más afectada. El hecho de que la marihuana se dirige especialmente a estas áreas demuestra que se trata de un producto extremadamente yin y explica porque la mente de una persona que consume marihuana queda “ensanchada”- expandida- yin.

William H McGlothlin, doctor en medicina y psicólogo de la Universidad de California declara que:
“los efectos fisiológicos inmediatos del consumo de marihuana son un aumento de los latidos del corazón (yin), una disminución de la temperatura del cuerpo (yin), un aumento de las pupilas (yin), micción frecuente (yin) y un incremento del azúcar en sangre (yin).”

Si bien es verdad que los efectos del consumo de esta droga son yin, los consumidores también experimentan efectos yang, como un aumento del apetito (muy especialmente por dulces) y una cierta deshidratación. ¿contradicen estos efectos yang nuestras afirmaciones anteriores sobre el carácter extremadamente yin de la marihuana?
A continuación explicaremos como estos efectos yang constituyen unas fases intermedias de un largo proceso yin de debilitación.

EXPLICACIÓN YIN-YANG DE LOS EFECTOS FISIOLÓGICOS:

El mecanismo de equilibrio del nivel de azúcar en la sangre:
Cuando comemos, el proceso de la digestión convierte los alimentos en glucosa (yin – un azúcar simple), la cual es llevada a la sangre por el páncreas. En este órgano, el aumento del nivel de azúcar en la sangre estimula la producción de insulina (sumamente yang), que es transportada por la sangre hacia el hígado, en el cual convierte el exceso de glucosa en la sangre, en glucógeno (yang, un azúcar complejo) que queda almacenado en el mismo hígado.
Una disminución del nivel de azúcar en sangre estimula la secreción de glucocorticoides por parte de las glándulas suprarrenales y de corticotropina por parte de la hipófisis (ambas secreciones son yin), que hacen subir el nivel de azúcar en la sangre, mediante la conversión por parte del glucógeno almacenado en el hígado en glucosa.

Con otras palabras, en un cuerpo en buen estado de salud, el nivel de azúcar en la sangre depende de:

  • la insulina (yang)
  • los glucocorticoides y la corticotropina (yin)

Ahora bien, en un organismo que funciona mal, las oscilaciones en el nivel de azúcar en la sangre, son mucho más bruscas. Por ejemplo, si el páncreas segrega una cantidad excesiva de insulina, automáticamente se convertirá una cantidad demasiado grande de glucosa en glucógeno; el nivel de azúcar en la sangre disminuirá entonces y se mantendrá bajo. (este fenómeno, por cierto muy expandido se llama hipoglucemia. Responde a las causas siguientes: la sobre-estimulación del páncreas por cantidades excesivas de azúcares simples procedentes de azúcar, miel y frutas e indirectamente por drogas como por ejemplo la marihuana. Esta última causa será explicada en detalle en el próximo apartado.
Si por otra parte el páncreas no segrega suficiente insulina, el hígado no podrá convertir el exceso de glucosa en glucógeno. (así se produce la diabetes, cuando el páncreas se cansa de producir insulina para neutralizar los antes mencionados alimentos o drogas fuertemente yin, o cuando eventualmente queda totalmente agotado por este esfuerzo, se comenzará a acumular un exceso de glucosa en la sangre y se mantendrá elevado).
Con otras palabras, la estimulación excesiva por productos yin conducirá primero a la hipoglucemia (disminución del azúcar en la sangre) y más tarde a la diabetes (elevado nivel de glucosa en la sangre).

EFECTOS ESPECÍFICOS DE LA MARIHUANA SOBRE EL EQUILIBRIO DEL NIVEL DE GLUCOSA EN LA SANGRE:

Como ya hemos observado en ocasiones anteriores, la marihuana pasa directamente a la sangre, sin ser previamente transmutada por los órganos del sistema digestivo. Cuando llega al hígado, actúa como un catalizador del proceso de conversión de glucógeno en glucosa (rehecho actúa como un sustituto artificial de los glucocorticoides y de la corticotropina). Se elevará por tanto el nivel de azúcar en la sangre.

La primera consecuencia de esta elevación del nivel de glucosa en la sangre (yin) es el aumento de la combustión (yang) de la glucosa, proceso que produce residuos (yin) en la forma de agua y dióxido de carbono (C16H12O6 + 6O2——6CO2 + 6H2O). ésta es la causa del aumento de la micción (yin) que da lugar a una deshidratación (yang) que conduce al consumo de líquidos (yin). La segunda consecuencia consiste en la secreción de insulina (yang) que da lugar a la reconversión del exceso de glucosa en glucógeno y a la disminución del nivel de azúcar en la sangre(yang).

Si la persona en cuestión sigue fumando, se convertirá más glucógeno en glucosa; consecuencias: más combustión, micciones, producción de insulina, etc. Durante este proceso, tanto el suministro de glucógeno al hígado, como el nivel de glucosa en la sangre se reducirán considerablemente. Esto explica las ganas de comer cosas dulces. Si entonces se tomaran dulces, entonces se dispararía la producción de insulina, aumentaría la micción, etc.

Pero este círculo vicioso no dura eternamente. Todo lo que tiene un principio tiene un final. Tras unos días o unas semanas de consumo de marihuana, la sobreproducción de insulina provocará una hipoglucemia. Luego, llegará inevitablemente el momento en que el páncreas se canse de producir insulina, debido al estado de agotamiento en que se encuentra, lo que tendrá como consecuencia que se establecerá un estado de diabetes.

EFECTOS MENTALES:

Si bien los científicos médicos no tienen respuestas claras que ofrecer respecto a esos efectos, la mayoría de los psicólogos alerta sobre el peligro de cambios de personalidad producidos por la marihuana.

Ellos llaman la atención sobre el hecho de que los consumidores de marihuana acusan una disminución de la capacidad de trabajo (yin) y una tendencia al ocio y a la pasividad (yin). Suelen ser individuos introvertidos en exceso (yin) y acostumbrados a pensar en términos infantiles basados sobre fantasías (yin). Pierden la capacidad de pensar objetivamente y de tomar decisiones que requieren una mente clara y práctica (también son características yin). También suelen ser personas que en un grado más que normal están inclinadas a dejarse motivar por sugerencias de otras personas (ser fácilmente impresionable es también una característica yin). Con otras palabras, su capacidad de pensamiento (capacidad de juicio) se vuelve infantil, son personas que viven en un mundo de fantasías psicodélicas.

Aunque sea posible que estos efectos no sean cruciales para un/a fan de la medicina alopática, desde el punto de vista de la macrobiótica, son de suma importancia. Solo mediante el desarrollo de nuestra capacidad de pensar objetivamente podemos llegar a ser personas libres, y por tanto felices.
Hace unos dos meses un hombre joven de casi 30 años, tras haber estado viajando a la India, Turquía, el norte de África y México, vino a verme. Aunque se considera a sí mismo un seguidor y defensor de la manera macrobiótica de vivir, es al mismo tiempo un fanático e inflexible abogado de la marihuana. En su mundo confuso y distorsionado, la marihuana es una diosa. Si bien tiene una manera suelta y elegante de hablar, manifiesta tener un pensamiento subjetivo e ilógico. No es una persona responsable. Más pronto o más tarde, esta fachada de auto-satisfacción se derrumbará y se revelarán sus profundos temores ante la vida; la VIDA REAL. ¿Qué hará entonces?
Desde nuestro punto de vista, la necesidad de drogas que alteran la mente sólo cesará cuando las personas se hayan dado cuenta de la importancia de basar su civilización sobre el mundo de las plantas –comiendo cereales como alimento principal y verduras como alimento secundario. Sólo así podremos vivir feliz y alegremente, sin que nos acosen motivos de entregarnos a los “placeres” autodestructivos del mundo de las drogas.

ASPECTOS SOCIOLÓGICOS DE LAS DROGAS:

¿Cuál es el mal verdadero? Para comprender la contestación hace falta ponerse primero en el lugar de la juventud. Si tuvieras 20 años, ¿Cuáles serían los objetivos excitantes o los valores positivos que pudieran servir como base para el resto de tu vida?

¿La familia? La familia es una institución, que carece generalmente de necesaria felicidad y que muchas veces está a punto de desintegrarse. ¿La religión? Se encuentra en un camino difícil y no sabe qué decirnos. ¿La defensa de ideales políticos? Tal y como está, hemos dejado de confiar en la validez del sistema actual.

Las ciudades están cada día más contaminadas, más alejadas de la naturaleza. Parece que ya no sabemos valorar los árboles, la hierba, el agua pura, la salida y la puesta del sol. Las noticias mundiales están repletas de violencia, opresión, hechos sin propósito determinado, muerte y la amenaza de la guerra nuclear. Mientras las naciones industrializadas tienen automóviles, lavadoras, moqueta de pared a pared, semanas laborales de 48-60 horas, pero las mismas carecen de objetivos a largo plazo que hace que la gente llegue a disfrutar realmente de la vida. De hecho no parece haber objetivo alguno, ningún catalizador capaz de convertir la vida en algo que valga la pena. Decir que el futuro de la humanidad no parece nada brillante es quedarse corto.

El verdadero mal consiste en no saber a dónde va a ir a parar todo esto. El mal consiste en la falta de unos conocimientos espirituales concretos o de un objetivo para la vida. Efectivamente la marihuana es peligrosa, no tanto por lo que puede hacer como por lo que no nos deja hacer. No puede solucionar los problemas que tan desesperadamente necesitan de una solución, no puede dar un objetivo a una vida que carece de ellos, no puede traer la felicidad a un mundo que carece de ella.

La solución consiste en crear una alternativa mejor. Y esta alternativa implica el reconocimiento del verdadero significado y del verdadero objetivo de la vida, NUESTRO PROPÓSITO.

Bibliografía: Tabajo, marihuana y otras drogas. George Ohsawa y Fred Pulver.

 

Agnès Pérez
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